El animismo es la tendencia a atribuir a los objetos y hechos físicos, es decir, a las entidades inanimadas, cualidades biológicas como la vida, o psicológicas como la conciencia, la intencionalidad, etc. Junto al realismo, al artificialismo y al finalismo constituye uno de los tipos de tendencia intelectual que tiene su origen en la perspectiva egocéntrica del niño. Hace su aparición en el periodo preoperatorio.
"El animismo infantil es la tendencia a concebir las cosas como vivas y dotadas de intenciones". Por ejemplo: la afirmación espontánea "La luna nos está siguiendo", o, ante una pregunta del investigador, la respuesta "El viento 'sabe' que sopla porque es él quien sopla".
El atributo de 'ser vivo' está relacionado con la actividad y el movimiento, y en cuanto al atributo de 'ser conciente', Piaget indica que no se trata de una conciencia idéntica a la humana, pero sí es un 'mínimo' de saber y de intencionalidad necesarios a las cosas para llevar a cabo sus acciones y, sobre todo, para moverse o dirigirse hacia los objetivos que tienen asignados
Tendencias como el animismo, el artificialismo y el realismo tienen su origen en una indiferenciación original entre el yo y el mundo, lo que a su vez resulta de la perspectiva egocéntrica del niño. "Vale decir, el niño es incapaz de discriminar con claridad entre los hechos psicológicos y los físicos; las experiencias humanas (pensamientos, sentimientos, deseos, etc) se interpenetran constantemente y se confunden con la realidad objetiva con la que estas experiencias se relacionan